Me pasé así un par de años, evitando por una mezcla de miedo y vergüenza tener contacto con tales seres. Vale, de acuerdo, la culpa fue mía por una vez más fantasear y olvidarme de que las personas que estaban ahí dentro eran tan humanas como yo, que antes de ser Lolitas eran personas y que sí, decían palabrotas, cagaban, meaban y hacían esas cosas que suelen hacer los humanos; y que sí coño, que había personas dentro del movimiento más básicas que yo que sé, que las bragas del mercadillo.
Pero ¿Sabéis? Yo no me di cuenta hasta que conocí a otras Lolitas y entré en una comunidad.
Creía que todas las Lolitas se emocionaban al ver un Botticelli o un Caravaggio y que adoraban el arte por encima de todas las cosas ups, creo que más que otra cosa estaba proyectándome
Y dios, vaya porrazo me di cuando vi que eran personas corrientes y molientes, con inquietudes distintas o iguales a la mías y que cada personas tenía una vida paralela y que en ocasiones, lo único que yo tenía en común con esas personas era precisamente el Lolita.
He conocido a nivel humano personas maravillosas, buenas, sinceras y que a día de hoy se han convertido en parte de mi vida... Y personas no tan buenas y tan humanas; personas malas, manipuladoras y retorcidas, sin un apéndice que humildad.
Pero al fin y al cabo, hay de todo en todos sitios, y en el Lolita no podría ser distinto.
He madurado muchísimo como persona en estos dos último años que he estado viviendo el Lolita en comunidad, y es que no sólo me lo he pasado genial y he hecho cosas que no creía que haría nunca en una comunidadlolita (véase hacer concursos de quien come más, ir de fiesta, emborracharnos, que un tio me cante una sevillana, pelearme con media dirección de eventos del manga, que 20 personas se vistieran con mi ropa, ir de rave, coger el morado de mi vida, ir de manifestación, participar en desfiles, charlas...) sino que creo que he aprendido un poco mejor como funciona el mundo y los intereses que lo mueven.
Sea como sea, vuelvo al Lolita como empecé: en solitario y con un sabor agridulce en la boca por todo lo vivido.
He conocido a nivel humano personas maravillosas, buenas, sinceras y que a día de hoy se han convertido en parte de mi vida... Y personas no tan buenas y tan humanas; personas malas, manipuladoras y retorcidas, sin un apéndice que humildad.
Pero al fin y al cabo, hay de todo en todos sitios, y en el Lolita no podría ser distinto.
He madurado muchísimo como persona en estos dos último años que he estado viviendo el Lolita en comunidad, y es que no sólo me lo he pasado genial y he hecho cosas que no creía que haría nunca en una comunidad
Sea como sea, vuelvo al Lolita como empecé: en solitario y con un sabor agridulce en la boca por todo lo vivido.